Desde la incertidumbre hasta la confianza
La primera auditoría que preparamos fue un desastre controlado. El cliente tenía registros dispersos en tres programas diferentes, facturas físicas mezcladas con digitales, y un miedo profundo a que encontraran algo mal. Pasamos noches enteras organizando documentos y construyendo un sistema que permitiera rastrear cada transacción.
Lo que aprendimos fue simple pero fundamental: la gente no teme las auditorías por mala fe. Temen no entender sus propias finanzas lo suficientemente bien. Desde entonces, cada servicio que ofrecemos busca convertir ese miedo en claridad real.




